13. Amigos con derechos
Elissa se veía tan bonita con las mejillas ruborizadas y su cabello rubio, que más temprano lucía cuidadosamente peinado, ahora estaba revuelto, aunque ella trataba de controlarlo con los dedos, no funcionaba. Intentaba poder calmar su respiración, respirando lento y con las manos en sus rodillas dando toques suaves con su dedo índice. Pero Oliver ya sabía que realmente no estaba tranquila, y que solamente estaba tratando de aparentarlo. Lo cierto era, que le profería una especie de orgullo masculino saber lo mucho que le afectaba a Elissa.
Sonrió cuál gato y se acercó a su oído para susurrarle y así solamente ellos pudiesen oír lo que iba a decirle:
—Descuida, dudo que puedan saber por tu expresión que acabas de tener sexo en la limosina. Muy buen sexo en la limosina —recalcó.
Elissa hizo un gesto gracioso con los ojos y se mordió los labios, luego sintió un fuerte pellizco en el muslo que lo sobresaltó.
—Silencio, estoy tratando de parecer calmada, no necesito que te pongas a hab