Capítulo36
—Mateo, ya terminé de ducharme. ¿Tienes algo más que decirme? Si no, me voy mejor a dormir —le dijo ella decidida, dispuesta a ir a la habitación de invitados. Pero Mateo la detuvo.

—Espera.

—¿Qué sucede? —le preguntó, volteándose hacia él.

—Ven aquí, siéntate en mi regazo.

Mariana intentó contenerse por un momento, y finalmente aceptó con resignación. Mateo observó con interés su inmediata reacción. Ella caminó hacia él paso a paso, y sin sonrojarse ni alterarse, se sentó con cuidado en su regazo como él deseaba. Luego, lo empujó suavemente sobre la cama mientras empezaba poco a poco a desatar la bata.

—No esperaba que fueras tan proactiva —El deseo de Mateo se encendió al instante.

—¿De verdad? Hay muchas cosas que no te esperas de mí.

Mariana se subió directamente sobre él, dejando que la bata se deslizara y revelara grandes áreas de su piel blanca y tersa como la nieve.

—¿Cómo te atendió Viviana anoche?

Debajo de ella, solo había una simple toalla que cubría lo esencial de él. Y
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