Angélica Ross.
Pasé el resto de la mañana en la cama, solo cuando mi estómago rugía por el hambre me levanté y fui a la cocina a preparar el almuerzo. Un rato después aparece mi hermano en la cocina.
- Hola hermanita, pensé que te mudarías a la casa de nuestro vecino caliente para siempre - se burla - Todavía no puedo creer que tu jefe caliente sea nuestro vecino y todavía no me he topado con él.
- ¿Ya no funciona? - cuestiono y saco la lasaña del horno.
- Yo no soy un esclavo - bromea y se sienta - Este olor es maravilloso - elogia - Me retiré más temprano hoy, voy a disfrutar y ponerme al día con mi serie favorita.
- Agradable.
- ¿Qué pasó, hermanita? - pregunta preocupado luego de que sirvo su plato y me siento a su lado.
-Algo pasó anoche - comento y coloco una generosa pieza en mi plato.
- Cuéntamelo todo y no ocultes los detalles - pide con curiosidad.
Le cuento todo lo que pasó la noche anterior, hasta el último detalle. La primera reacción de mi hermano fue estallar en una fue