- No me mires así, no quiero que sientas lastima por mí. Si quieres ser mi amigo prométeme que nunca me tendrás lastima, solo se tú, listo. Y no me mientas por nada, como podrás darte cuenta las mentiras no me hacen nada bien –
Dije esto último señalándome completa.
- Soy un total desperdicio –
Le dije con una sonrisa sarcástica.
Él se acercó paso su mano por mi mejilla diciéndome.
- No te preocupes, no me das para nada lastima, jamás me la darás.
Solo no puedo creer que haya gente que hiciera tanto daño a un ángel como tú y jamás digas que eres algo que no eres, para mí no eres ni siquiera parecida a un desperdicio… Todo lo contrario –
De un momento a otro me abrazo, dejándome anonadada con sus palabras y el guiño de su ojo que se estaba haciendo recurrente.
Pero antes de yo devolverle el abrazo, sonó el timbre de su apartamento.
- Parece que llego mi regalo –
Dice sonriendo.
Abre la puerta y escucho una familiar voz detrás de ella.
- Noah –
Dije apenas lo escuche, él de inmediato en