Narra Alondra Ferreyra
–Lo es preciosa, sólo a ti te amo y te puedo amar con todo mi corazón, con toda mi vida y con todo mi ser. Eres la mujer de mi vida, por la que daría todo lo que soy, todo lo que tengo y mi vida entera.
–Te amo David, te amo mucho mi príncipe. – Dije haciendo más cercano el abrazo.
Lloramos juntos y seguimos así abrazándonos un largo rato, hasta me estaba arrullando de nuevo en sus brazos, hasta que Carmen nos llevó algo de cenar a la recámara. No tenía fuerzas para caminar, aun me sentía muy débil. Le agradecía Carmen, ese trato tan dedicado que nos tenía a David y a mí.
–Chicos, les traje algo de cenar – Nos dijo Carmen – No tuve mucho para preparar, con todo lo que ha pasado estos días no hemos podido ir a comprar muchas cosas.
–Gracias madre, pero quédate aquí a cenar con nosotros –Le pidió David – Hoy estamos celebrando, que mi princesa ha despertado y se ha recuperado.
–Claro que sí, nos diste un susto mortal hijita – Me dijo Carmen – Menos mal, que todo q