Narra David De María
Andrés ya iba a abrir otra vez la boca. Alondra lo miraba desconcertada, como si no supiera sobre, que le estaba hablando y yo sabía que solo lo hacía por molestarme. Andrés no estaba nunca conforme con verme en paz, siempre tenía que estar ideando para hacerme enojar.
–Chicos, ya déjense de lados oscuros y esas cosas – Nos apuró Lisa – Ahora sí ya empezó a llover.
Antes de que eso sucediera deberíamos estar ya en la cabaña, no nos daría tiempo de llegar.
–Tenemos que correr a la cabaña, conociendo el tipo de lluvias si nos quedamos aquí estaremos por toda la noche – Dije con seguridad – Aquí las tormentas no ceden rápido.
–Sí, no ceden rápido – Lisa coincidió conmigo – Vamos a guardar todo y corremos a tu cabaña, David.
–Sí, hagamos eso.
Guardamos todo lo mejor que pudimos en la bolsa gigante de Lisa y después salimos corriendo por todo el bosque hasta llegar a la cabaña, a dónde llegamos todos súper empapados pues la lluvia nos dio con todo en el camino a la ca