Narra Alondra Ferreyra
Esa noche o más bien madrugada, después de cenar la “torta del chavo” seguimos haciendo un rato lo del Tec, hasta que, nos dio mucho sueño y nos fuimos todos a dormir. Carmen nos habia acompañado un rato más y luego se subió ya que la infusión le hizo efecto.
–Mi princesa, te veo triste – Me dijo mi príncipe – No quise decirte delante de mi madre, ¿Estás bien?
–No, no lo estoy. Me siento mal David – Respondí llorando – Petra ha llegado muy lejos en venir hasta acá y no quiero que pasemos el tiempo que nos queda aquí, encerrados sin poder salir por su culpa.
–No eso no pasará, tranquila. Tú padre se la llevará o controlará esto, no quiero que estés triste, vamos a acostarnos a descansar.
–Sí David, tienes razón. Vamos a dormir, que tengo mucho sueño.
–También yo, mi consentida.
David arregló la cama, me metí en ella ya con una de sus camisas puestas y nos acomodamos para poder dormir, lo que pasó de inmediato, por lo cansados que estábamos. Horas después nos desp