"Si tú lo dices", respondió, pero pude percibir la reticencia y la ansiedad contenida en su tono.
"Así es. Ahora ve a cenar y disfruta de la noche".
"Bueno. Te amo, Nina".
"Yo también te amo, Enzo. Buenas noches".
Colgamos y volví a quedarme sola en el silencio de nuestra casa vacía. Me hundí en el