“Ooh, podrías cortar la tensión con un cuchillo, es tan gruesa”, dijo Matt.
“¡Cállate!”, gruñó Jessica, golpeándole en la nuca.
Enzo se levantó y caminó alrededor del fuego, deteniéndose frente a mí. Lo miré, con el corazón a mil por hora, la mitad de mí deseando que se marchara y la otra mitad se