Caleb tragó ligeramente —¿quién te lo dijo? – preguntó sin voltear a verla y un tono amargo se le escapó.
El viento frio característico del final del otoño corrió entre ellos, él nunca la soltó y Leia trabajo su perfil desde atrás.
—No importa… ¿por qué me mentiste? – cuestionó dudosa y la tirantez de sus manos sujetadas disminuyó.
Él resopló cansadamente al entender que las mentiras no eran eternas — Ella…quiero decir…esa mujer, es un tema muerto para mi — confesó Caleb fastidiado sin intención de hablar del tema al apenas voltear a verla.
Leia se acercó a verlo de frente —¿por qué? – preguntó sin soltarlo y viéndolo a los ojos, había tantas cosas entre ellos