Leia vio con sorpresa la forma tan estúpidamente repentina en que se vio en esa posición.
Caleb se deslizó en el asiento y su intimidad sintió el grosor del miembro del joven, que amenazaba con despertar, ella abrió los ojos con sorpresa y lo vio sonreír orgulloso.
—Entiéndelo, no me gusta que nadie toque o vea lo que es mío — informó el rubio y sus manos acariciaron celosas su delgada cintura.
La piel de la cobriza se erizó.
— N-no soy un objeto, y no soy tuya, esto solo es…— interpuso su orgullo al hablar y aun así, lo hizo nerviosa.
—¿Un trato? — cuestionó Caleb despacio y sonriendo de medio lado.
Leia podía observar sus ojos turquesa brillar por la tenue luz lunar, sintió un cosquilleó extraño en su estómago.
—Si…
Él la sujetó de la cintura y se alzó para besar fugazmente sus labios, ella se quedó inmóvil pero su