-¡William, ¿Qué estás haciendo?! – inquirió Diana mientras el hombre mantenía sus ojos vendados, y la llevaba hasta un lugar que ella suponía desconocido.
-No importa cuantas veces me preguntes, no voy a dejar que lo descubras antes de tiempo – sonrió.
-¿Por qué no? ¿Qué es lo que planeas hacer? – pregunto poniendo sus manos sobre las de William que se estaba cerciorando de que ella no hiciera trampa y alcanzara a ver algo.
-¿Nunca te enseñaron lo que era una sorpresa? Me decepcionas, Diana – soltó con sorna.
-Por supuesto que sé lo que es una sorpresa.
-¿Entonces porque no te relajas y lo disfrutas? ¿Qué le paso a tu niño interior, mujer? – bromeo con ella, mientras terminaba de recorrer el vestíbulo del edificio al que la había llevado.
-Aquí hay eco.