Declaraciones

Pese a que intenté detenerlo con todas mis fuerzas, mis manos no respondían, se sentía tan bien, que no quería que parara. Cogí de su pierna a través de la tela de su pantalón e incliné mi cabeza en tal forma que pudiera recorrer más de lo que ya había hecho.

—¿Estás segura, Isabel? Tu mamá está abajo.

—Pensé que se había ido con mi padre.

—No, ella se quedó.

—Es que yo…

Colocó sus dedos casi sobre mis labios dejando un espacio invisible para callarme. Lo miré directamente a los ojos y luego a su boca. Él hizo lo mismo y comenzó a besar mi cuello sin detenerse. Me tenía ganas y yo también a él, pero ¿eso está bien?

—No hagas ningún ruido, no queremos que tu mamá nos rete.

—Espera —ahogué mi gemido y me separé de él—. Esto no está bien, no podemos.

—Pero queremos.

—¿Qué ocurre contigo?

—¿Qué tiene de malo? Nos gustamos, lo aceptamos y ahora solo actuamos como una pareja…

—Ahí está —lo interrumpí—. No somos una pareja, pero actuamos como tal.

—¿No quieres ser mi pareja?

¿Me estaba pidie
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