Capítulo 05. Quienes somos y quiénes éramos

   Logan no podía creer lo que veían sus ojos, ante él estaba la mujer que volteó su vida de cabeza, la chiquilla que le costó el peor castigo de su carrera.

   —Es que no entiendo nada —Logan miró a su alrededor, no estaba soñando—. Esta es la casa de Maddison Palermo —expresó confundido.

   —Sí, esa soy yo, tu esposa.

   —Tú eres Maddison Palermo —entendió Logan por completo y la ira visceral que siente en este momento es tan grande que las palabras se le escapan—. ¿Cómo es posible que exista gente en este mundo tan baja y calculadora? —Espetó Logan con dientes apretados.

   —Te estás describiendo a ti mismo obviamente —escupió Maddison y el bebé lloró de nuevo inquieto.

   Paquita entró y cargó al bebé y salió con él de su habitación.

   Logan vio a la anciana y fijó su mirada en el bebé sin dar crédito a lo que ven sus ojos.

   — ¡¿Tú planeaste todo esto?! —Enfatizó Logan señalándola con el índice acusador.

   Maddison chasqueó la lengua.

   —Estás muy equivocado si crees que me vas a asustar con tus gritos.

   — ¿Cómo es posible que puedas ser tan macabra? te hiciste pasar por otra persona, me engañaste cuando viste que no te quedaba otra manera de seguir manipulándome.

   —Yo he sido la única víctima y manipulada en esta historia, por ti que eres un vil canalla. 

   — ¡¿Qué yo quiero manipularte?! Eres una víbora ponzoñosa —la acusó Logan.

   — ¡¿Cómo diablos iba a saber que tú era Logan Hamilton?! ¡No me dijiste tu nombre!

   —¡Tú tampoco me dijiste el tuyo! Yo no te di mi nombre para protegerte por si los subversivos nos atrapaban, te dije todo de mí y tú…

   — ¡Mentira!, eres un descarado, acusabas a mi padre y a mí de ser estafadores, pero no dijiste que estabas casado con una Palermo.

   —Te dije que me estaba divorciando.

   —Ni siquiera me conocías, enviarme papeles de divorcio y una nota no es estar tramitando nada.

   —Tú aceptaste casarte así, no pretendas hacerte la víctima.

   — ¡Pero no me dijiste que pensabas casarte de nuevo! —Maddison limpió de sus mejillas las lágrimas traidoras, tragó el nudo de emociones contenidas en la garganta y él se quedó callado un instante y ella se acercó a él, se arrepentía de haberse bajado de sus tacones, pero igual lo enfrentó mirando hacia arriba—. ¿Cómo crees que quedé al enterarme que eras el teniente Lobo? Tus abogados le dijeron a mi abogada que estás comprometido desde un año antes de que estuviéramos en la isla. ¡Eres un malnacido! Te aprovechaste de mí…

   Logan la agarró por el codo con fuerza para enfrentarla cara a cara.

   —No me hables de aprovecharse que tu padre me arruinó la vida al obligarme a casarme contigo.

   —Y por eso me arruinaste la vida a mí —espetó Maddison y quiso soltarse de él cuando el recuerdo los invadió a ambos.

    RECUERDO

   La tormenta era furiosa y amenazaba con destruir el refugio que construyeron con troncos y palmas en el corazón de una isla muy hermosa, pero lejos de la zona turística del Mar Caribe.

  La luz de un rayo los iluminó lo suficiente para verse a los ojos en la terrible noche antes de que el sonido de una centella los hiciera vibrar; Maddison gritó muy asustada y se acostó en su pequeño catre con las manos en la cabeza para tratar de no oír.

   —Hayley, por amor de Dios, no grites o tendré que salir de aquí, prefiero la tormenta que los gritos.

   —Es que le temo a las tormentas.

   Logan se sentó en su catre y ella se sintió mejor de sentir su calor corporal.

   —Es solo lluvia, esperemos no tener tanta mala suerte y que nos caiga un rayo.

   Un trueno sonó de nuevo y ella apretó los dientes para no gritar. Él acarició su espalda y se acostó detrás de ella, pasó los brazos por su cintura y la apretó contra su pecho, quedando acostados muy juntos en el pequeño catre improvisado.

   — ¿Por qué odias las tormentas? —Preguntó el teniente.

   —La noche que murió mi madre hubo tormenta, desde entonces siempre tuve miedo.

   Logan la apretó contra sí.

   —No tienes por qué tener miedo, estás conmigo.

   Maddison le creía, con él se sentía protegida.

   — ¿Por qué no te gustan los gritos? —Preguntó ella.

   —Afganistán —contestó él.

   Maddison volteó hacía él para poder hacer énfasis a su declaración, sintió su respiración en su rostro y de corazón dijo:

   —Cualquier cosa que hayas visto o hecho durante la guerra era tu deber y quedó atrás.

   Logan la separó un poco para mirarla.

   —Crees que puedo tener absolución, pero no conoces mis pecados.

   —Sé que no eres un mal hombre, me has salvado la vida tantas veces, estoy segura que si sigo viva es gracias a ti —Logan se quedó callado y conmovido ante semejante declaración, no sabía qué contestar y solo acarició con ligereza el pómulo ya recuperado de los golpes de Maddison.

   Aunque ahora por la noche no podía verla lo hacía con el tacto de sus dedos que dibujan su mejilla y contorno de los labios.

   Maddison con el corazón a millón por la cercanía de ese hombre que le hacía tener pensamientos impuros y sueños de toda índole trató de disimular.

—Bueno, cualquier culpa o pecado que tengamos lo estamos pagando en esta isla.

   Logan sonrió.

   —Me gusta esta isla, tengo una mujer hermosa en mis brazos y no quisiera estar en otro lugar ¿No te parece una noche romántica?

   Maddison agradeció la oscuridad, ahora mismo seguro parecía un tomate, no sabía cómo responder a esas cosas que él le decía.

   —No es como imaginé que deberían ser las noches románticas —murmuró ella con voz entrecortada.

   — ¿Cómo es tu noche romántica perfecta? Supongo que en una mullida cama, con champagne y fresas, con el mar de testigo, pero con un techo sin goteras sobre la cabeza.

   —No… no lo sé, no he tenido ninguna noche así jamás —reconoció Maddison abochornada.

   Tu esposo es un verdadero idiota —declaró Logan.

  Maddison se echó a reír y Logan la besó con ternura y paciencia compartiendo el primero de muchos besos.

FIN DEL RECUERDO

   —No puedo creer el monstruo que eres —masculló Logan—, me usaste, planeaste quedar embarazada para aprovechar mi apellido y el diablo te la puso muy fácil cuando caí en la trampa, pero esto se acabó y no hay nada que puedas utilizar para evitar que me divorcie de ti.

   Maddison cerró los ojos un segundo, las duras palabras equivocadas de Logan la hieren como hierro ardiente, pero ella no es ya la sumisa que recibía insultos sin defenderse.

   —Tienes una deuda conmigo Logan Hamilton, porque entregué mucho de mi vida, tres años casada y más de un año en una prisión olvidada, ¿te quieres casar y ser feliz? ¡Pues no lo mereces!. ¿Ya le contaste a tu novia lo que pasó en la isla?  

   Logan no podía continuar allí, se sentía en una pesadilla.

   —No tolero seguir mirándote, pero regresaré, porque esta es mi casa y ojalá no consiga al verdadero padre del niño cuando regrese, o tú conocerás lo que es estar en la miseria, porque no solo no te daré un centavo, te despojaré a ti de todo lo que tienes.

   —He dormido con ratas como compañeras de alcoba, no puedes asustarme, fui al infierno y sobreviví.

   Logan citó a su mejor amigo y compañero en un bar.

   —De nuevo me embaucaron, nunca me libraré de los Palermo.

   —Amigo, pero si tu esposa es tu Hayley, ¿no puedes considerar seguir con ella?

   — ¿Acaso no escuchaste todo lo que te acabo de decir?

   —Ella no podía saber que eras su esposo.

   —Quizás sí lo sabía, aunque nosotros trabajamos para el gobierno y somos casi invisibles yo también soy empresario, ella pudo haber tenido alguna foto mía de antes que aceptara el dichoso matrimonio y me reconoció.

   —Es una posibilidad, pero estamos entrenados, ella no hubiera podido engañarte tanto tiempo.

   —Me deslumbró Vaquero, por ella quise dejar todo, aun en las condiciones tan precarias en la que estuvimos, cuando la hice mi mujer me atormentaba imaginar que la dejaba embarazada y que no nos consiguieran, le puso Asher a su hijo, hasta en eso quiere manipularme, yo le dije que ese era el nombre que llevaría mi hijo en honor a nuestro compañero.

   —Lamento no haberte encontrado yo, tú no la pasaste bien después de abandonar esa isla, y ahora sabemos porque no pudiste encontrar a Hayley.

   Logan se quedó pensando.

   —Dice que estuvo en una cárcel también.

   —Podemos averiguarlo, así sabremos que planea, mientras tanto ¿Qué harás con Cristina?

   Logan tomó su bebida de un trago, pensando en su novia, la mujer que había demostrado quererlo esperándolo para casarse con él.

   —Se pondrá furiosa, porque yo debo averiguar que planea Maddison Palermo, deberá esperar un poco más para casarnos.

   —Lobo, Hayley fue más que una única mujer disponible en una isla.

   —Yo sabía que algo ocultaba, quise sacarle lo que era y terminamos en un rollo sexual, es lo normal, más si ella lo planeó —Logan negó con la cabeza—. Ni en mil años hubiera sospechado que Hayley era Maddison.

   —Pero Hayley no existe y ahora no solo tienes esposa, tienes un hijo, Cristina querrá tus huevos en bandeja, no le alcanzará quitarte la cabeza.

   

   Maddison conversaba con Daniel y Paquita, él se estaba quedando con ella desde que regresó, su amigo había quedado en la calle desde que la madrastra de Maddison lo despidió y Maddison le debía tanto que el hecho de que viviera en su enorme hogar y la acompañara más que un favor para él, era ella quién más lo agradece.

   —Señora, ¿cree que su marido regrese? —Inquirió Paquita.

   — ¿Quién sabe? —Contestó Maddison y tomó a su pequeño en brazos—. Espero que no regrese, Logan Hamilton no es el hombre que quiero que mi hijo tenga como padre, yo quiero que mi hijo sea bueno.

   Paquita bajó la cara.

   —Señora, creo que antes debería conocerlo, él es su esposo después de todo.

   La doña era muy maternal con ella y siempre la aconsejaba y sabía todo de la situación de Maddison desde el principio.

   —Paquita, aún no sé si ese hombre es el verdadero culpable del contrabando de Palermo Shipping, mi padre no sería capaz de tratar con terroristas.

   — ¡Jumm! Su padre sabía que en esos barcos transportaban cosas ilícitas y por ello recibió mucho dinero.

   —Pero de haber sabido que era cómplice de terroristas no hubiera aceptado.

   —Él aceptaría venderle el alma al diablo si su esposa quiere una joya nueva.

   —Yo averiguaré todo respecto a esos contrabandos —dictaminó Maddison.

   —Señora ¿Qué pasaría si Logan Hamilton es inocente?

   — ¡Ja! Inocente, ¿acaso has olvidado todo lo que hizo?

   —Pero usted lo ama.

   —No Paquita, yo me enamoré del teniente Lobo, un hombre que no existe.

   —Sí existe, dentro de su aborrecible marido —acotó la anciana.

   —Estoy de acuerdo con Paquita, quieres darle una lección, pero podrías quedarte con él —replicó Daniel.

   — ¿Por qué será que no me sorprende tu actitud calenturienta? —inquirió Maddison riendo.

   —Es que por lo que me has contado no es aborrecible, si no muy sexi.

   El teniente Logan Hamilton alias Lobo abrió la puerta y se fue encima de Daniel.

   —Te dije que era mejor que no consiguiera a tu amante aquí.

   Daniel dio un grito asustado.

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