LXII. Eres el hombre de mi vida
Anastasia Wilde Reed, nuestra pequeña y hermosa hija, al fin pudo venir al mundo a salvo.
A pesar de considerarse una bebé prematura, tardía, porque ya casi llegaba a alcanzar los 9 meses de embarazo, doy gracias a todas las cosas maravillosas que existen, porque puedo disfrutar finalmente de mi pequeña, que tanto luché y perseveré, por conservar.
Ese día me había subido demasiado la presión arterial, adelantando mi embarazo y poniendo mi vida en peligro nuevamente.
Por suerte Carlos y los demás me asistieron rápido y pude llegar de urgencia al hospital donde mi ginecóloga, me atendió enseguida y trajo a mi pequeña al mundo.
Ethan, no sé como se las arregló, pero prácticamente llegó unos minutos después de nosotros al hospital, al parecer estaba cerca del sitio.
Estaba igual, todo sudado y nervioso, nada que ver con su imagen inmaculada e intocable. Siento que no le doy más que preocupaciones a este pobre hombre, cualquier momento le va a dar una cosa por mi causa.
Entró conmigo