Salgo de la ducha envuelta en una toalla alrededor de mi cuerpo y otra envuelta en mi cabeza. Voy al closet y elijo un lindo vestido que haga resaltar mis curvas pero sin dejar de ser modesto, me enfundo en el, es de color celeste y tiene encaje en la parte del busto, coloco mis tacones altos que son de un blanco adornado con piedrerías plateadas.
Maquillaje sencillo y natural, mascara de pestañas que hace lucir mis pestañas voluminosos, un poco de brillo en los labios y listo.
Veo mi reflejo en el espejo, satisfecha con lo que observo.
—Vas a divertirte esta noche —digo para mis misma.
Reúno toda la valentía que tengo y me atrevo a abrir la puerta de la habitación dispuesta a salir, sin embargo esta se bate tan fuerte que golpea a Said. No tenía idea de que estaba por tocar a mi puerta.
—¡Oh dios! ¡Perdón, perdón! Que torpe. —Lo veo sobando su nariz dónde hay un pequeño bulto que está comenzando a hincharse. —¿Estás bien?
No fue mi intención...
—Dime, ¿Qué tan mal se ve? —hago un