Y así termino, recostada en la cama con los párpados cerrados esperando que amanezca y fingir
que lo de anoche no ha ocurrido y no ha surgido ningún efecto en mí. Ne le dejaré ver al señor Mengoni cuánto me han dolido sus palabras que una y otra vez se repiten en mi cabeza.
«—... Hagamos borrón y cuenta nueva, espero que esto no afecte nuestra relación de jefe y empleada—»
Si es lo que quiere, pues así será. Digo sonriendo con amargura.
Es la mañana y nos encontramos desayunando en el gran comedor de la mansión, los amigos de Luciano charlan amenamente, el ambiente es distendido. Aunque la tensión que hay entre Luca y yo es perceptible los demás no se percatan de ello, o bueno, todos menos Luciano que nos mira de hito en hito.
Clavo la vista en mi desayuno y tomo otra pieza de ciambelle que es una especie de rosquillas tipo donought, rellena de mermelada y otra con crema de chocolate. El café en Italia suele ser espresso muy pequeñito y fuerte, a pesar de no tener apetito me oblig