Durante todo el trayecto, Ximena permaneció en silencio, hasta que al bajar del auto, le dijo a Luis.
—Voy a pensar en una solución para ti.
Luis, sentado en el coche con una mirada serena y clara, respondió con firmeza:
—No te preocupes, ¡al diablo, puedo volver a Nubiazura si es necesario!
Al lleg