Ximena se defendía sin cesar, pero nadie le creía.
Las preguntas de los periodistas eran incisivas y cada vez más crudas, dejando a Ximena sin posibilidad de respuesta.
La situación, agravada por los desgarradores llantos de Elena, rápidamente condenó a Ximena, convirtiéndola en la despreciada amant