Capítulo 0840
Lisandro, bajo la mirada esperanzada de Ximena, reprimió el impulso de matarlos y apenas consiguió pronunciar una palabra.

—Está bien.

Ximena, aliviada, se desplomó en los brazos de Lisandro.

—Vamos a casa.

—Está bien. Vamos a casa.

El grupo se subió al coche, junto con el helicóptero que estaba arr
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