Capítulo 0831
En la quietud de la noche, comenzaron a escucharse los motores de un coche. Solo era uno, definitivamente no era Lisandro. Probablemente era el hombre detrás de todo esto, del que hablaba Arturo. Pronto, los faros del coche iluminaron el patio en ruinas. Ximena se escondió rápidamente debajo de la v