Marcus, que estaba espiando a través de la pequeña ventana de la puerta, se sobresaltó al oír la voz de Lluvia y se giró rápidamente.
—¿Cómo has llegado aquí? —preguntó.
—Con lo que le pasó a Lisandro, tenía que venir a ver. —Lluvia se compuso y respondió—. ¿Qué pasa? ¿No puedo venir? ¿Debería saber