Catalina, al oír esto, sintió un escalofrío.
—¿Quieres decir que Ignacio recibió esta paliza en vano?
—No solo fue en vano, sino que continuará, —dijo Gonzalo.
—¡Eso no puede ser! ¡Es mi hijo! ¿Por qué ellos... por qué son tan crueles? Ellos no sienten dolor, pero yo sí. —Catalina volvió a llorar, g