Ximena llevó a Mariana de vuelta a la Villa Acacia. Después de beber dos grandes vasos de agua caliente, el pálido rostro de Mariana comenzó a recuperar color.
—¡Fue terrible, terrible! Tenías razón, Ena, él no es una buena persona. Pensé que, al ser un alto ejecutivo, un famoso filántropo y empresa