Tan pronto como Ximena vio a Rocío, se apresuró a bloquear la entrada de la habitación del hospital. Rocío siempre había odiado a Ximena y había intentado vengarse varias veces, pero Lisandro la protegía tan bien que sus secuaces nunca podían acercarse a Ximena.
—¡Ximena, quítate de mi vista! ¡No he