Mariana, apoyando una mano en la mesa del comedor, miró a Diego con una sonrisa y dijo:
—Así que por eso siempre te insisto en cocinar, para que prepares la comida para mí.
Diego, al observar a Mariana, vaciló un momento con la mirada antes de bajar rápidamente los ojos, sonriendo para ocultar la am