Griselda se levantó con dolor en la muñeca y fulminó a José con la mirada, su voz era aguda y llena de ira.
—¿Te atreves a empujarme? ¡No olvides que todo lo que tienes se lo debe a la Familia Montenegro! ¡Sin mí, no serías nada, solo un exmilitar trabajando de seguridad para cualquiera! José se apr