—Desde que era solo un embrión, tú has estado con él. Ya te ve como su padre.
—¿Acaso puedes abandonar a un niño que te llama «papá»?
Andrés permaneció en silencio, con una actitud tan fría como el hielo.
Rebeca, con lágrimas en los ojos, agarró fuertemente a Andrés y lo miró con desesperación: —And