Después de la tormentosa visita a Ximena, Rebeca regresó a casa, fumando de rabia.
No tardó en comenzar a quejarse, pintando a Ximena como una villana.
—Desde que se mudó a esa mansión, ¡parece que ha olvidado quiénes somos! Me corrió como si fuera cualquier cosa —exclamó con exasperación.
—Andrés,