—Si ya me estás manteniendo, ¿qué custodia necesito pelear? —sonrió Lisandro.
—¿Quieres estar conmigo para siempre? —preguntó Ximena con emoción.
Después de pensar por un momento, Lisandro dijo: —Estar siempre contigo... suena bien.
Con su mano izquierda no herida, Ximena envolvió suavemente el cuello de Lisandro, sus ojos brillando con felicidad:
—¿Lo dices en serio? ¿No es una broma?
Lisandro asintió: —Muy en serio.
Estaba realmente hablando en serio.
Quería estar con Ximena.
Le gustab