Ximena odiaba a los jóvenes presumidos que se sentían superiores.
A pesar de su estatura y de que montaba un scooter de color rosa, ¿cómo era posible que no la hubieran visto?
Carlos simplemente se creía el mejor porque tenía algo de habilidad al volante y no tomaba en serio a quienes andaban en scooter.
Pero, estando frente a Luis, no era adecuado humillar a él.
Sonrió con amabilidad y sinceridad: —Señor, ¡no tiene por qué disculparse! La próxima vez usaré un scooter de un color más llamati