Felicia lamía sus labios, mirando con ojos suplicantes a Lisandro, y susurró muy bajo: —Yo también quisiera dormir junto a ti, tío.
Desde hacía tiempo, ella había deseado dormir junto a su tío para que le contara cuentos antes de dormir, pero antes no había tenido el valor de decirlo.
Esa noche, su hermano iba a dormir con el tío y, motivada por el deseo infantil de no quedarse atrás, quiso unirse.
Mateo abrazó fuertemente a Lisandro y exclamó: —¡No! ¡Él es mi papi!
En este punto, Mateo ya v