Ximena se quedó petrificada, inmóvil en su lugar.
Felicia sacudió el brazo de Ximena y señaló en la dirección en la que Lisandro se había ido: —¡Mami, ese parece tío! ¡Felicia vio a tío!
Felicia, reuniendo todas sus fuerzas, estaba a punto de gritar «¡tío!» pero Ximena cubrió rápidamente la boca de Felicia y la bajó rápidamente por las escaleras.
Felicia no paraba de patear: —¡Felicia vio a tío, ese es tío, Felicia quiere ir con tío!
—Felicia, ese no es tu tío, ¡te equivocaste! —al llegar ab