* * * * * * * * * BAYÁ * * * * * * * * * *
—¿Está seguro de lo que acaba de hacer, señor?
—No necesito ser cuestionado por nadie y mucho menos por usted.
—Lo lamento mucho, señor, pero… creo que la señora Merlí hubiera entendido.
—Yo también lo creo…
—¿Entonces señor? ¿Por qué la echó de esa manera?
—Porque la conozco —respondo a mi mayordomo—. Si le hubiera dicho que la alejaría para protegerla, ella no habría hecho caso, se habría quedado. Es terca…, habría hecho cualquier locura, se habría expuesto y… habría expuesto a nuestro hijo. Yo… yo no podría soportar el dolor de que algo le pasara a cualquiera de los dos. No soportaría el dolor de perderlos; no lo soportaría y, lo más importante, no me lo perdonaría.
—Entiendo, señor…
—Prefiero que me odie antes de que alguien la lastime o lastime a nuestro hijo.
—Comprendo, señor. En ese caso, le deseo que todo le salga bien.
—Así será. Ahora, necesito que envíes a cada trabajador a su casa. La guerra empezará y no quiero arriesga