No quería ni imaginar todo el dolor que Michael sentiría al saber de mi muerte, ya de por sí había visto a través de las fotografías lo mal que lo estaba pasando desde que lo abandoné y todas las noches lloraba repitiéndome que esto era lo mejor para él, por su seguridad, por su bien.
No podía ni soportaba imaginar lo que haría cuando supiera que yo estaba muerta, pero debía ser así, por muy doloroso que fuera.
Me fui a casa e hice lo que debía, cuando estaba a punto de dormir mi padre tocó la puerta de la habitación.
¡TOC, TOC!
-¿Tienes un momento hija?
-Adelante papá.
Mi padre entró y se sentó en la orilla de la cama.
-Princesa... Sé que lo que viste hace un rato pudo haberte dado una muy mala impresión de mí, pero...
-Papá, no es necesario.
-Lo es, lo es para mí hija.
Por favor, permíteme explicarte.
Sé que lo que viste fue desagradable, probablemente creas que soy un monstruo y no voy a negar que lo soy, sin embargo, esos hombres casi te asesinan dos veces, tu hermano está en est