-¡Suélteme! ¡Auxilio!
¡Papá! ¡Ayuda!
-Ja ja ja. ¿Papá?
Nadie puede ayudarte, ni siquiera tu papá.
-¡Por favor, suélteme!
¡Por favor, si me deja ir y a Ale mi papá le dará una buena compensación!
Pero, por favor suélteme, déjeme ir, no tiene que llevarme de vuelta, sólo déjeme aquí.
-Ja ja ja.
¿Crees que soy estúpido?
¿Compensación?
¿Acaso no sabes quién me envió?
¿Crees que voy a venderme por unos centavos?
¡Jamás traicionaría a mi jefe!
-¡No serán unos centavos!
¡Se lo juro, déjeme ir!
¡Por favor!
-Ja ja ja. Olvídalo nena.
Hoy vas a morir.
-...
¡No! ¡No! ¡No!
¡Por favor!
¡¿A dónde me lleva?!
-¿A dónde más?
¡Al lago por supuesto!
-¡No, no, no!
¡Ayuda! ¡Ayudaaaaa!
¡Alexeeeeei!
¡Alexeiiii! ¡Ayudaaaa!
Gritaba sin obtener respuesta, Alexei no contestaba y yo ya no podía más.
Mi hermano...
Ese bastardo me llevaba hacia el lago, intentaría ahogarme, de nuevo...
Continuó arrastrándome hasta llegar al lago, yo no dejaba de patale