El cuerpo de Alicia se tensó, sentía demasiado cercano el cuerpo de Nathan y los recuerdos volvieron a su mente, su espalda perfectamente bien marcada y musculosa, su piel blanca y suave y la mamba negra tatuada en su espalda la invitaban a probarlo de nuevo, pero esta vez en la oficina, los ojos de Nathan posados fijamente en ella y su expresión seria y fría la hacían sentir aterrada, no por miedo al hombre en si, sino por miedo a ceder ante el deseo de volver a estar con él, en un principio su objetivo era seducirlo y entrar con él a casa, tener sexo y aprovechar cuando el estuviera dormido para poder instalar las cámaras y micrófonos, ahora esa opción parecía lejana si cedía ante el deseo en este lugar.
Alicia siempre había sabido controlarse y después de la primera noche con Nathan había decidido no repetir la experiencia, sin embargo, al verlo así en esa oficina con sólo una toalla cubriéndole el cuerpo sus deseos parecían hacerla retractarse de sus decisiones.
De pronto, Nathan