Cada mañana desde que Michael y Sofía se habían casado, después de que el se marchaba al trabajo, Sofía se miraba al espejo mientras se arreglaba y se repetía una y otra vez:
-Eres bonita Sofía. Eres educada. Eres inteligente. Vales mucho. Mereces a alguien como Michael.
Y todos los días antes de que el llegara se duchaba y lloraba amargamente por no haberlo conocido antes, por evitar todas las cosas malas que le había hecho Irina, por guardar un secreto que sin querer se había convertido en dos. Conforme pasaba el tiempo se sentía cada vez más enamorada, ¿qué pasaría si ella le declarara su amor en este momento? ¿Él estaría lo suficientemente enamorado para renunciar a todo lo que tiene por ella?
De nuevo había pasado una semana desde su último encuentro, esta vez Michael estuvo a punto de ceder a las peticiones de Sofía, pero en el último segundo se arrepintió, no quería que ella lo recordara como el asqueroso que la engañó sólo para robarle su virgnidad y ganársela a Justin. Durant