¡Sofía!
Un grito desgarrador salió de su boca, era demasiado tarde, Sofía se había marchado, lo había abandonado. Se le había hecho tan fácil renunciar a él sólo por dinero, esto rompió el corazón del hombre que no hizo nada más que tirarse al césped y llorar como un niño desconsolado, a sus ojos lo había perdido todo y no podría recuperar nada, aunque su padre le devolviera su cargo de CEO ya no le importaba nada, había perdido lo más importante, había perdido a su esposa. Una esposa terriblemente ambiciosa que ni siquiera él conocía bien, pero en este momento no tenía cabeza para darse cuenta de eso, Sofía no era muy diferente de Ashley, más tarde cuando estuviera más tranquilo tendría tiempo de meditar eso.
Después de unos minutos que para él parecieron horas, abrió los ojos y la luz del sol le dio directo a la cara así que no podía ver con claridad. Una silueta estaba parada frente a él y lo llamaba por su nombre y otras palabras cariñosas.
-Michael, Michael.
Amor. Mi amor.
Michae