Capítulo 11. Tolerancia.
Capítulo 11.
Tolerancia.
Ricardo la ignora, caminan a la caja directamente, pagando la cuenta.
—Llevamos los más oscuros —dice ignorándola—. Y agregue una docena diferente de babydoll.
Valentina pasa saliva, lo mira con los ojos inyectados en sangre.
—Como ordene, señor.
Valentina sale de la tienda hiperventilando; ella ha sentido la vergüenza de su vida.
— Toma, ¿te falta algo más? —pregunta indiferente.
—Si tanto te gusta la lencería, úsala tú. —Le arroja la bolsa enojada.
Ricardo la sigue tomando de la mano, y la atrae de golpe contra su pecho. En ese momento, pasa un hombre vendiendo paletas de caramelos en forma de corazón.
—Mire, mi don, son paletas de corazón, para la belleza amada; écheme una manito, no he vendido casi nada. ¿No le gusta comprarme una paleta?
Ricardo aún no la suelta, mira al hombre lamentablemente y suspira incómodo.
—¿Cuánto cuestan?
—10 pesitos, mi don.
—Dame una. —Se aleja de ella para sacar su billetera.
Valentina recuerda c