Cuando salieron ellos dos, entró Renella llorando, se acercó a él, suspirando profundamente, se arrodilló enfrente de la cama y con una mirada cálida le dijo:
—Roberto, sabes lo mucho que te amamos a ti, toda la familia y yo, por favor, tienes que salir de esta situación pronto. Nuestras vidas no se