―Auch ―protestó,
―No sea llorón, solo buscaba que comprobara que no estoy muerta… estoy viva, y si soy Lacie, la esposa de Renaldo. Necesito que me ayude a sacar a Renaldo de esta isla.
Gallo frunció el ceño ante sus palabras.
―¿Por qué no pilotea él? ―interrogó y ella respondió con un suspiro, mien