Era un nuevo día en la mansion y Aina estaba metida en su rutina del papeleo para ver los pendientes que faltaban para las inauguraciones de las empresas y la reinauguración del spa, porque eran los últimos detalles.
Mientras estaba en eso, de fondo podía escuchar a los empleados armando los juegos del jardín y en los pasillos escuchaba las risas y los pasos de Daniel, Guillermo y rayitas, quienes estaban estrenando alguno de los nuevos balones.
- Alina – le llamó Kimberly.
- Dime.
- Me acaban de notificar que llego el pedido de las máquinas para Leo.
- Excelente ¿ya las llevaron al local?
- Si, están en camino
- Entonces deja de cambio y vamos a ver eso e igual llama a mi primo para que el esté presente y las pueda revisar.
- Si ya lo hago.
- Yo iré a decirle a Guillermo que cuide el fuerte – bromeó saliendo de la oficina para buscar a su pareja.
Una vez todo listo, Alina salió junto con Kimberly y Adrián para ir a ver la entrega de la mercancía y revisar por primera vez como estaba