Estás para servirme

— ¿Qué estás esperando? — ordenó él con arrogancia y luego ella observa como si se acerca demasiado invadiendo su espacio, haciendo que deba retroceder pegándose a la puerta de madera sintiendo como el corazón está tan agitado que supone se le va a salir del pecho.

Al escuchar unos toques en la puerta fue a abrir, pero el hombre le agarra de la mano y la jala hacia él para besarla con rudeza; ejerciendo tanta fuerza que la aturdida y le impedía respirar.

En medio de su lucha trata de alejarlo, pero se le imposibilita, ya que él la supera en fuerza porque a su lado ella es una chiquilla.

Luego de años ella siente el calor de otros labios y aun con su manera de besar tan brusca, debe admitir que es deliciosa. Porque sus labios son extremadamente apetitosos y más sabrosa es la manera en la que su lengua hace maravillas en el interior de su boca, provocando que su cuerpo sienta un deseo involuntario, sucumbiendo a los pensamientos impropios, pero luego como balde de agua fría su mente
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