—¿Estás segura de que no es nada grave? Déjame ver los resultados —exigió Hanna, su voz llena de preocupación mientras observaba la expresión conmocionada de su hermana.
Hacía poco que habían salido de la clínica, donde Hayley había recibido la impactante noticia de que estaba embarazada. Aquello la había dejado perpleja; nunca imaginó que sus síntomas fueran indicativos de una nueva vida en su interior. La invadió la alegría y el miedo al pensar en lo que significaba ser madre, especialmente al enfrentarse a la realidad de la situación.
Una vida crecía dentro de ella, y era la sensación más hermosa que había experimentado jamás. Llevó las manos a su vientre aún plano, imaginándose sosteniendo a su bebé. Según el doctor, apenas tenía cuatro semanas de embarazo. Pero ya ansiaba conocerlo.
La voz de Hanna la sacó de su ensueño. La miró y sintió una punzada de inseguridad. No sabía si debía compartirle la noticia; temía incomodarla o hacerla sentir mal, especialmente considerando que hab