Desde el punto de vista de Kon
—¿En serio vamos a dejar ir a esas dos hembras alfas? —pregunté a Ivar distraídamente en el despacho y luego me estiré y me senté.
—Por supuesto. Nuestra Mate y Luna nos dieron valientemente sus opiniones. —Respondió mientras revisaba algunos papeles en su escritorio.
—Bueno, tienes razón. Pero ambos sabemos lo peligrosas que serán las cosas cuando vuelvan a su manada. Vamos a arriesgar nuestras vidas, así como la de nuestra Mate.
—¿Sabes algo que yo no sepa? —preguntó seriamente.
—En realidad no, pero supongo que tú y yo pensamos igual. Los dos estábamos encantados con algo y definitivamente no es natural. Se supone que nuestro corazón y nuestro cuerpo responden a nuestra pareja, no a unas mujeres que apenas conocemos Además, no son tan sexys. —señalé.
—Sí, yo también he pensado mucho en eso. Deben haber hecho un hechizo o algo por el estilo. No sólo nos atraían a nosotros, sino también a nuestros lobos. —Él respondió.
Me senté recto y me pasé la mano p