parte II

Ya en su despacho, Carlos se paseaba de un lado a otro.

"Esto creará un agujero en la sala", bromeó Marcos.

" No sé si te has dado cuenta, pero no estoy de humor para bromas."

Carlos se le acercó y le dio tres palmadas en el pecho.

" De acuerdo."

" ¿Ya están listos los papeles del acuerdo?"

" Se están imprimiendo."

" En cuanto esté hecho envíalo a casa del Sr. John."

"¿De verdad aceptó ser tu secretaria?"

"Más fácil de lo que pensaba."

" Sí, ¿y ahora qué piensas hacer?"

" ¿Qué crees que es lo que más duele a una mujer?"

" No sé... ¿qué?"

"Ser despreciada por la persona que ama."

" Amigo mío, a veces pienso que en vez de ser un adulto de treinta y cinco años no eres más que un adolescente con planes que no tienen nada que ver con nada. ¿Qué tienes, diez años más que ella? ¿Qué te hace pensar que esto va a funcionar?"

" ¿Quieres apostar?" - dijo con confianza.

" Y la gente dice que yo soy el más infantil de los dos. ¡Soy más mujeriego , pero no infantil!"

" ¿Tiene miedo de perder?"

" Vale, supongamos que consigues conquistarla y entonces... ¿la besarás aunque sepas que es la culpable de la muerte de Lisa? ¿Puedes irte a la cama con alguien a quien has odiado durante tanto tiempo? Lo siento, pero ese plan es defectuoso, amigo mío."

Ante las palabras de su mejor amigo, Carlos se limitó a guardar silencio.

Ya era de noche y Ana estaba lista para irse a la cama cuando sonó su teléfono móvil.

" Número desconocido... hola."

" ¡Hola, Ana! Siento molestarte a estas horas."

" ¿Quién es?"

" Carlos."

"Oh, señor, quiero decir Carlos... -¿Qué quieres?"

" Te llamo para informarte de que tu padre y yo somos oficialmente socios y necesito que vengas mañana a mi despacho."

" ¿Mañana?"

" Sí. ¿Hay algún problema?"

"No es que todo haya sucedido tan rápido."

"Como he dicho, me he quedado sin secretaria."

" Dame la dirección y estaré allí mañana."

" No te preocupes, enviaré un coche a recogerte."

" ¿Me has colgado? Lo que es bonito es duro."

Tumbado en su cama Carlos pensó en las palabras de su mejor amigo, "¿serás capaz de besarla o acostarte con ella?". No sabía si podría, pero era un sacrificio que había que hacer y cuando ella estuviera enamorada La haría humillarse ante él y la abandonaría como si fuera basura que ni siquiera se podía reciclarse lo.

Ana prácticamente amaneció al día siguiente dejando sobre su cama ropa que pensaba ponerse en su primer día de trabajo.

" ¿Quién es a estas horas?" - su teléfono móvil estaba sonando - "Hola, Clara."

"Amiga, ni siquiera me llamaste."

" Lo siento, estaba muy cansada."

"¿Has visto a tu madre?"

" Todavía no. Mi padre dijo que no es un buen momento."

"¿Cómo está?"

" Aunque quiera parecer bueno, sé que no lo es."

"¿Y tú? ¿Has tenido pesadillas?"

"Sólo el día que llegué."

"Dime lo que sea y me subiré a un avión e iré a verte."

" Lo sé."

Desde que Ana se trasladó a Francia, Clara se convirtió en un pilar que la mayor parte del tiempo evitaba que se cayera. Eran como hermanas, siempre apoyándose mutuamente.

"Amiga, hablaremos más tarde... tengo que prepararme para el trabajo."

" ¿Ya?"

"Sí, trabajaré como secretaria para el socio de mi padre."

" ¿Eh?"

" Bueno, es una larga historia, pero en resumen, mientras hago de secretaria me enseñará a llevar un hotel."

" Esperemos que no sea como ese viejo decrépito del despacho de tu antiguo jefe."

" Bueno, al menos no lo es."

" Y cómo es."

" Guapo, muy guapo... Tengo que irme."

En cuanto terminó la llamada, sonó el teléfono de la habitación informándole de que había un hombre esperando fuera.

" ¡Buenos días!"

" Cuando dijiste que enviarías a alguien a recogerme no esperaba que ese alguien fueras tú,Sr. Carlos."

"¿Tan viejo soy?"

" Lo siento, la fuerza de la costumbre."

"Tranquilo, estaba bromeando" -abrió la puerta del coche-, sube.

Antes de llegar a la empresa, Carlos le entregó su agenda.

"Todas mis citas están ahí, si tienes alguna duda llámame."

" Por la mañana desayunarás con Sir William."

" Eso apesta."

"¿Eh?"

" Siempre me disgusta encontrarme con él... nunca nada está bien."

Estaba claro que no estaba contento de tener que reunirse con William.

-"¿Hay algo que deba saber sobre él?"

Ana tenía un poco de curiosidad.

" William tiene una agencia de viajes que recomienda nuestro hotel a los turistas, pero siempre es tan quisquilloso con todo que se convierte en una molestia."

" ¿Algo más?"

"Seguro que te invita a salir, pero no te preocupes, yo me encargo. Ahora dime, ¿ésta o ésta?", preguntó señalando dos corbatas, una negra y otra azul.

" ¡El azul!"

" ¿Puedes ayudarme a ponérmelo? Nunca se me ha dado bien, así que quien me ayudó antes fue Alice, mi antigua secretaria."

" ¡Señor, aquí estamos!"

" En cuanto Ana termine de ponerse la corbata nos vamos."

"Sí, señor."- el conductor los dejó solos

"Sí, perdone", cogió la corbata y se acercó a él.

" ¿Qué perfume utiliza?"

"¿Eh? - esa pregunta le hizo darse cuenta de que la estaba mirando fijamente y no pudo negar que su voz era en cierto modo seductora, lo que le hizo darse cuenta de que probablemente estaba ante un mujeriego.

" No es perfume" -respondió ella mirándole a los ojos, pero luego apartó la vista.

"Y qué es ese olor?" - desvió la mirada hacia sus labios.

"Mi crema hidratante...si no te gusta...-se dio cuenta de que sus ojos estaban puestos en sus labios.

Su mirada la desconcertó.

" ¿Qué pasa?", se dio cuenta Carlos, poniéndola nerviosa.

"¡Nada!" - Se dio la vuelta. Si no te gusta, no lo volveré a usar.

Intentó evitar mirarle.

"Al contrario... me ha gustado mucho" -- sonrió.

"Perfecto", dijo mirándose la corbata, "vamos."

Abrió de nuevo la puerta del coche y esperó a salir.

Antes de reunirse con William, Carlos la acompañó a su despacho.

"Ana, este es Marcos, Marcos esta es Ana."

"Bienvenido."

Marcos no sabía cómo debía actuar delante de Ana, pero intentó actuar con la mayor naturalidad posible.

"Gracias, señor."

Ana sólo podía pensar en lo guapos que eran los hombres en aquel despacho distinto al de su antiguo trabajo.

"¿Y dónde me alojaré?"

" Aquí en mi oficina."

" ¿Por qué?"- Su voz salió un poco alta. "Lo siento."

"Sé que te lo estarás preguntando, pero como también has venido a aprender a llevar un hotel, lo mejor es que te quedes aquí cerca de mí, ¿no crees?" - La observó mientras recorría la habitación con la mirada.

" Bonita habitación."

"Gracias. Marcos, nos reuniremos con William, así que te dejo a ti para proporcionar una mesa para Ana."

" De acuerdo."

" ¿Nos vamos?"

" Sí."

Carlos la llevó a uno de los hoteles de su padre.

" Sabes lo que no entiendo..."

"¿Cómo?"

" Cómo alguien que dirige varios hoteles se convierte en socio de su competencia."

"Hasta hoy sólo he gestionado los hoteles de mi padre. Así que quería intentar gestionar algo por mi cuenta, pero como no dispondría de todo ese tiempo es mejor ser socio en lugar de propietario." "Y tú, ¿por qué ser secretaria en vez de dirigir el negocio familiar?"

"No tenía intención de volver, pero mi padre enfermó y aquí estoy intentando recuperar el tiempo perdido."

"¿Y por qué no querías volver?"

Antes de que Ana pudiera responder, William les interrumpió.

" Veo que estás en buena compañía", dijo.

Guillermo sacó una silla y se sentó junto a Ana. - "¿Cómo te llamas?" - lanzó su cuerpo a su lado.

" Nunca cambias, ¿verdad, William?"

Carlos la acercó a él. Te agradecería que no asustaras a mi nueva secretaria en su primer día.

"Todas sus secretarias son bellezas, un verdadero festín para los ojos."

Ana podía sentir que se desnudaba sólo por la forma en que William la miraba.

"Bueno, vayamos al grano." - sacó una carpeta de su maletín y la puso sobre la mesa. " Como sabe, el mes que viene será un mes muy ajetreado, y me gustaría saber cuál será mi porcentaje de huéspedes alojados en su hotel."

"Sabes que el porcentaje es del diez por ciento."

William negó con la cabeza.

"15%, ¿qué te parece?" -intentó negociar.

" La verdad es que no", se rió.

"Menos que eso no negociaré."

"Si eso es todo, vamos, Ana."

Carlos se levantó y, mientras se arreglaba el abrigo, William replicó.

"12% ¿qué te parece?"

"¡Muy bien! ¡Vamos, Ana!"

Ha sido la negociación más rápida que has tenido en tu vida.

" Redacta un contrato con este nuevo cambio y envíalo a su oficina."

" De acuerdo."

Todo sucedió tan rápido que ni siquiera tuvieron tiempo de tomar un café.

Era casi la hora de comer y Ana se preguntaba cuándo la soltaría para comer, porque tenía mucha hambre ya que ni siquiera habían tomado café.

" Carlos, ¿no saldrás a comer?"

Marcos tenía la costumbre de entrar en la habitación sin anunciarse y esto sobresaltó a Ana, ya que la habitación estaba en silencio desde que llegaron.

"¡Lo siento! ¿Te he asustado?"

"No hay problema"--respondió con una sonrisa.

"El tiempo pasó tan rápido que ni siquiera me di cuenta."

Carlos miró el reloj de su muñeca.

"Sólo si es por ti, porque por mí casi no pasa", pensó para sí.

"Ana, ¿no vienes?"

Su voz la sacó de sus pensamientos.

"¿A dónde, señor, Carlos?"

" Para comer, ¿no vienes?"

" ¿Contigo?"

" Sí, ¿es un problema?"

"No es que prefiera ir solo."

" No hay problema. Hasta luego."

Marcos y Carlos se dirigieron al ascensor.

" ¿Sr. Carlos? No creo que tu plan funcione"- bromeó Marcos.

"Tranquilo, es sólo cuestión de tiempo."

"Hombre, otras mujeres estaban encantadas de que las invitaran a comer con uno de nosotros, pero ella no parecía tan contenta", se rió.

"¿De qué te ríes? Ni siquiera con usted se emocionaba, creo que está perdiendo su encanto, señor Marcos", se rió.

"Y porque nunca le lancé mi encanto, de lo contrario ya estaría en el mío. Pero seguro que lo intentaste y el resultado no fue tan bueno... al menos eso noté yo."

Carlos y Marcos tenían fama de ser muy codiciados por las mujeres y de que ninguna se había resistido a sus encantos y a su dinero.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo