Un Padre Vigilante
Cuando Selene desapareció en un suave destello de luz que se disipó como niebla al amanecer, la puerta de la habitación se abrió silenciosamente. Kiran entró con paso firme, vestido con ropa moderna: unos jeans oscuros ajustados, botas de cuero y una camisa negra remangada con una chaqueta que dejaba al descubierto sus fuertes antebrazos. Su presencia llenó el lugar con un aire de autoridad serena, pero su mirada llevaba el peso de siglos de sacrificio.
Ilya lo observó con atención, el recuerdo de antiguas historias resonando en su mente vino a su mente. Kiran, el esposo inmortal de Selene, castigado junto a ella por los dioses por luchar contra su destino en nombre de su amor eterno. Un amor que desafiaba la lógica y las reglas divinas.
“No pueden estar juntos, recordó Ilya, a menos que el cielo lo permita” Solo durante los eclipses, un día antes y un día después, los amantes prohibidos podían reunirse, libr