Compañía Indeseable
Mientras Ilya se acomodaba en la penumbra de las filas traseras, una figura conocida llamó su atención. La opulencia del lugar no había preparado al lobo para la sorpresa que lo golpeó como un martillo al reconocer al recién llegado: Dimitri Romanov, flanqueado por dos escoltas altos y severos y seguido por su siempre diligente secretario.
Dimitri se movía con la seguridad de un depredador que conocía perfectamente su lugar en la cadena alimenticia. Vestía un traje negro impecable, ajustado a la perfección, con detalles en un profundo tono escarlata que contrastaban con la palidez de su piel. Una cadena de oro asomaba discretamente desde su chaleco, probablemente conectada a un reloj de bolsillo y un anillo oscuro con una gema roja adornaba su mano derecha. Su rostro, como siempre, mantenía esa expresión indescifrable de alguien que podría estar maquinando la caída de un imperio o simplemente disfrutando de una copa de vino caro.
Los escoltas, ambos vampiros a juzg