Objetivo
Ilya cocinaba la carne en la sartén, el aroma llenando cada rincón del loft. El chisporroteo de la grasa se mezclaba con el zumbido distante del tráfico nocturno que se colaba por las ventanas mal cerradas. El lugar tenía ese aire de guarida improvisada: paredes de ladrillo visto, vigas metálicas cruzando el techo y muebles de segunda mano que apenas lograban darle un aspecto habitable. Para Ilya, no era un hogar; era simplemente un sitio seguro donde pasar la noche. Pero era suyo.
Movía la espátula con precisión casi quirúrgica, volteando la carne con movimientos calculados, pero sus ojos, oscuros y alertas, estaban fijos en Alexei. El otro, sentado con desenfado en un taburete de la isla de la cocina, bebía de un vaso desechable con la misma calma con que un mortal tomaría café. El olor metálico de la sangre impregnaba el aire y crispaba a Ilya, que ap